La adaptación a la gran pantalla del manga Akira creado por Katsuhiro Otomo, no termina de cuajar, la productora Warner Bros ha paralizado la producción mandando a todo el mundo a sus casas tal y como informa el blog Heat Vision.
Los productores del proyecto se van a intentar pulir los detalles del guión durante esta parada, un guión que no termina de convencer y que ha tenido innumerables cambios y quejas por parte del público. Se ha llegado hasta el punto de querer cancelar el proyecto e incluso una rebaja de 150 a 90 millones que el director ha propuesto. El proyecto es arriesgado con un reparto no muy amplio.
Lo que se va a intentar mejorar son los personajes, en concreto Tetsuo, el protagonista que tiene un papel principal muy importante dentro del reparto y se están barajando nombres como Michael Pitt o Dane DeHaan. De momento sólo se ha confirmado a Kaneda, que va a ser interpretada por Garrett Hedlund.
La adaptación a película de Akira, lleva tiempo cociéndose en el ambiente, desde el año 2007 siendo un proyecto con varias cancelaciones y cambios de reparto. Este último parón parece hacer peligrar una vez más el proyecto.
El manga, por otro lado, ha sido escrito y dibujado entre los años 1982 y 1993. El anime se realizó en el 1988, siendo todo un éxito y contribuyendo a la difusión de la cultura japonesa de dibujo y películas por todo el mundo. Durante los años 90 ya se intentó adaptar la obra con actores, pero el proyecto tampoco llegó a buen puerto.
ARGUMENTO
La obra nos sitúa en un mundo al borde de la destrucción absoluta. La tecnología avanzada fue la causa de una terrible explosión que desencadenó una guerra nuclear y devastó las grandes ciudades del planeta. Treinta años después, sobre las ruinas de Tokio ,se alza la megalópolis de Neo-Tokio, una ciudad opresiva e inhumana cargada de problemas como el desempleo, la violencia, la droga y el terrorismo. Las sectas religiosas y los grupos extremistas, aprovechándose de la insatisfacción de los ciudadanos, cultivan el mito de AKIRA, un «niño cobaya» depositario de la «energía absoluta» cuya resurrección significaría para Japón el amanecer de una nueva era.